viernes, octubre 10, 2008

Pío XII y los judíos

Ciudad del Vaticano, 9/10/2008.- (h2onews.org).- En las tinieblas de una Europa dominada por el nazismo, fueron muchos los que pusieron en peligro su vida y la de sus familias para salvar a los judíos perseguidos y acorralados por las leyes raciales establecidas por el régimen de Hitler.
Emanuele Pacifici: Todos los documentos que teníamos, los papeles de identidad... tenían escrito en la portada: "raza judía".
Settimio di Porto: Habíamos perdido los derechos civiles. No podíamos hacer nada. No teníamos ni siquiera cartillas para el racionamiento.
Emanuele Pacifici: De acuerdo con todas estas leyes, que no nos permitían hacer nada, yo fui expulsado de la escuela, pero fue expulsado el director de la escuela porque era judío, el que trabajaba en el banco, el notario, el abogado, el médico... El médico no podía atender a nadie, sólo a judíos.
Lisa Palmieri-Billig: Son gente que ha obedecido a una llamada de la propia conciencia.
Andrea Tornielli: Actuaron para salvar a los hebreos, en un momento en el que no sabía cual iba a ser el destino de la guerra, y por tanto como un acto totalmente desinteresado.
Para la comunidad hebrea en Roma, el 16 de octubre de 1943 fue una jornada especialmente dolorosa. Más de mil judíos romanos fueron deportados en una gran redada. En toda Europa se repetían operaciones similares.
Settimio Di Porto: El 16 de octubre fue una mañana tremenda. Todavía estoy viendo aquella escena. Se los llevaban a todos en los camiones, fue una gran redada, entraban en las casas y se llevaban a las familias: mujeres, ancianos, niños, enfermos...
Las autoridades alemanas habían prometido respetarles a cambio de la entrega de 50 kilos de oro. En un gran gesto de solidaridad, toda la ciudad colaboró para la consecución de la cantidad establecida.
Emanuele Pacifici: Piden 50 kilos de oro a la comunidad judía. Pero era imposible reunir 50 kilos de oro, en las pocas horas que teníamos. Sin haber hecho publicidad con nadie, la ciudad de Roma colaboró de todas las formas que pudo: con dientes de oro, que antes se llevaban dientes de oro, con un anillo, con lo que tenían... Se recogieron los 50 kilos de oro.
Pero la promesa de seguridad no se mantuvo y los judíos se vieron obligados a esconderse para tratar de escapar de una muerte segura. La actuación del Papa Pío XII fue fundamental en esos difíciles momentos.
Matteo Luigi Napoletano: Los documentos de los servicios secretos estadounidenses nos dicen también el motivo por el cual Hitler odiaba al Papa: porque estaba escondiendo judíos. Pues daba disposiciones a los conventos, a los santuarios, y los escondió en el mismo Vaticano.
Settimio Di Porto: Aquí en Roma abrieron las puertas todos los conventos.
Emanuele Pacifici: El Vaticano estaba lleno. Había gente que dormía también en los pasillos.
Claudio Della Sera : Este soy yo.
Claudio della Sera: Soy Claudio Della Sera, nacido el 18 de junio de 1931, soy de religión judía, fui salvado en el tiempo de los alemanes por los Hermanos Maristas del Colegio San León Magno.
Settimio Di Porto: En los conventos estábamos tranquilos.
Emanuele Pacifici: La ayuda que nosotros recibimos, judíos italianos, o extranjeros que estábamos aquí, fue excepcional.
Don Aldo: En Asís, teníamos casi 6.000-7.000 refugiados de guerra de Italia del Sur. Entre estos refugiados fue fácil esconder algunos centenares de judíos.
Settimio Di Porto: Muchas vidas salvadas.
Atreverse a ayudar a los judíos suponía ponerse en un grave y real peligro.
Don Aldo: El 15 de mayo del 45 fui arrestado. Me encontré a la policía en la puerta.
Emanuele Pacifici: Los alemanes entraron dentro y deportaron de este convento a 33 mujeres, entre las que estaba también mi madre. ¿Entiendes? La Madre superiora Sor Esther Busnelli, fue detenida porque había hecho algo que no debía hacer.
Don Aldo: Me llevaron a un campo de concentración en Perugia.
Emanuele Pacifici: Hay que entender que riesgo suponía esto… El riesgo que corrió Pío XII salvando a 8.000 personas.